Roshan Sutar y Senthil Kumar Reddi
Desde tiempos históricos, la histeria ha teñido la literatura, desde novelas hasta películas. La nomenclatura cambió de histeria a disociación con el tiempo. Con la disponibilidad de herramientas de diagnóstico más confiables, se hizo más fácil identificar objetivamente este fenómeno. Sin embargo, el examen clínico todavía parece ser el único enfoque de diagnóstico debido a la ambigüedad en los resultados de investigaciones ampliamente utilizadas como EEG y MRI. Las pseudoconvulsiones constituyen aproximadamente el 25% del total de pacientes de histeria y el 20% de los pacientes derivados a centros de epilepsia. Existe una amplia superposición entre dos diagnósticos. También se debe descartar la posibilidad de un diagnóstico diferencial antes de etiquetar un caso como convulsiones o CPNE. Confiar durante mucho tiempo en un diagnóstico particular clínicamente sin someterse a las investigaciones disponibles puede complicar todo el escenario. El autor destaca la importancia del diagnóstico diferencial, tardío y dual de las pseudoconvulsiones y la escasez de posibles herramientas disponibles para diagnosticarlas.