Evans Nyanchoka Ongondi, George Ayodo y Samson Adoka
Se acepta ampliamente que la salud nutricional es esencial para las personas que viven con VIH/SIDA (PVVIH/SIDA) para maximizar el período de infección asintomática y mejorar la adherencia. La infección por VIH afecta la salud nutricional de tres maneras: reduce la ingesta de alimentos, altera el proceso metabólico y afecta la absorción de nutrientes. Desafortunadamente, cuando esto ocurre al mismo tiempo, puede acelerar rápidamente la pérdida de peso y causar desnutrición simultáneamente. Esto, por lo tanto, contribuye al progreso de la carga de la enfermedad (VIH/SIDA). La Organización Mundial de la Salud (OMS) señaló con gran preocupación que para combatir bien el flagelo, debe haber un programa denominado Alimentos con Receta Médica (FBP) que ayude a las personas VIH positivas que están desnutridas. Se observa que las personas que tienen el virus y se encuentran en etapa asintomática, sus necesidades energéticas aumentan en un 10%; para los adultos y niños que tienen el virus, las suyas son del 20 al 30%. En los casos sintomáticos, en los adultos, los requerimientos de energía aumentan entre un 20 y un 30% y en los niños, entre un 50 y un 100%, en comparación con las personas normales que no padecen la enfermedad. Cada vez hay más pruebas de que la desnutrición asociada al VIH/SIDA influye directamente en la supervivencia: pérdida de peso significativa en los pacientes con VIH, mayor riesgo de infecciones oportunistas (IOI) y complicaciones.