Apostolos Koffas, Nada Durica y Patrick Kennedy
El virus de la hepatitis C (VHC) se identificó por primera vez hace poco más de 25 años, pero en este período hemos pasado de identificar el virus a poder ofrecer una cura para la infección, lo que representa una hazaña notable en la medicina clínica y científica. Sin embargo, el camino hacia los regímenes de tratamiento actuales no fue sencillo. El interferón (INF), seguido de la coadministración de ribavirina y posteriormente la pegilación de IFN representó el estándar de atención limitado durante muchos años; notable principalmente por los efectos sistémicos significativos asociados con la terapia basada en IFN. La aparición de regímenes totalmente orales, sin IFN, con antivirales de acción directa (AAD) de segunda generación en 2013 ha revolucionado el panorama del tratamiento de la hepatitis C con tasas de curación que ahora superan el 90% y significativamente menos efectos secundarios. Sin embargo, siguen existiendo cohortes difíciles de tratar, incluidas aquellas con enfermedad renal en etapa terminal (ESRD). Existen datos limitados sobre el manejo óptimo de estos individuos con AAD; El presente informe presenta el caso de una paciente de 83 años con vasculitis isquémica refractaria y enfermedad renal crónica terminal en hemodiálisis con múltiples otras comorbilidades tratada con éxito con una combinación de 12 semanas de sofosbuvir y daclatasvir.