José L. Sánchez y Michael J. Cooper
La circulación de cepas de influenza en el ejército ha sido responsable de grupos de enfermedades entre el personal militar en los Estados Unidos y áreas remotas donde operan, aunque no suele estar asociada a un alto grado de morbilidad [1,2]. Durante el último período de cinco años (2007-2012) para el que hay datos publicados por la AFHSC, se encontró que la influenza era responsable de hasta 7000 a 25 000 casos por semana en el MHS, de los cuales entre 3000 y 16 000 (40 a 65 por ciento) involucraban a personal militar [3]. Desde 2009, pH1N1 ha seguido circulando en todo el mundo; [4] resurgió en los EE. UU. desde noviembre de 2013 hasta febrero de 2014, causando un aumento en las hospitalizaciones asociadas a la influenza confirmadas por laboratorio en todos los grupos de edad [5]. Desde el verano y el otoño de 2014, los virus H3N2 derivados han comenzado a predominar, lo que ha provocado un aumento de las hospitalizaciones asociadas a la gripe confirmadas en laboratorio entre el personal civil y militar de los EE. UU. en el invierno de 2014-2015 y hasta diciembre de 2015 [1,6]. Estos virus H3N2 derivados también se han asociado con un aumento de la mortalidad, especialmente entre los mayores de 64 años [7-9].