Juana Carretero Gómez, José Carlos Arévalo Lorido, Francisco Javier Carrasco-Sánchez, José Pablo Miramontes González y Javier Ena
La enfermedad del hígado graso no alcohólico es una enfermedad crónica caracterizada por la acumulación de grasa en el hígado. La esteatosis, definida como la acumulación de grasa en más del 5% de los hepatocitos, es un estado activo que puede retroceder o progresar a cirrosis hepática. Por lo tanto, un diagnóstico y tratamiento tempranos son fundamentales para prevenir una enfermedad irreversible. La enfermedad del hígado graso asociada al metabolismo se ha propuesto como un término más apropiado para describir la enfermedad hepática asociada con la disfunción metabólica. Existe un vacío en la farmacoterapia para las etapas más tempranas de la enfermedad del hígado graso no alcohólico. Estos nuevos criterios diagnósticos fomentarán el inicio de fármacos que promuevan la pérdida de peso de forma temprana para prevenir daños irreversibles. La Asociación Europea para el Estudio del Hígado ha propuesto diferentes modelos que combinan parámetros clínicos y bioquímicos para mejorar tanto el diagnóstico como el abordaje temprano. La pérdida de peso es la estrategia más sencilla para mejorar el pronóstico. Es necesario lograr una pérdida de peso del 7%-10% para mejorar la mayoría de las características histopatológicas, incluida la fibrosis. Los nuevos fármacos antihiperglucémicos, los agonistas del receptor del péptido similar al glucagón 1 y los inhibidores del cotransportador sodio-glucosa 2, pueden mejorar la histología hepática y los resultados clínicos, principalmente a través de la pérdida de peso y la mejora de la resistencia a la insulina.