Anthony J Harrison, Catherine S. Pie
Desde 1999, los pacientes que, según el criterio de sus médicos de cabecera, necesitaban atención urgente por sospecha de cáncer, han sido derivados a un centro hospitalario de acuerdo con la denominada regla de espera de dos semanas, o fast track, que garantizaba que serían atendidos en un centro hospitalario en ese plazo. La espera de dos semanas se introdujo con la creencia de que los resultados relativamente malos de Inglaterra en materia de cáncer se debían, al menos en parte, a los retrasos en el acceso a la atención. En este artículo se evalúa el impacto de la espera de dos semanas en relación con una serie de criterios. Aunque el NHS ha logrado en gran medida cumplir este objetivo, hay pocas pruebas de que haya mejorado los resultados.