Los fármacos anticancerosos disponibles tienen mecanismos de acción claramente diferentes que pueden variar a diferentes concentraciones del fármaco y en sus efectos sobre diferentes tipos de células normales y neoplásicas. Si bien no son selectivamente letales para las células cancerosas como tales, en muchos casos estos fármacos producen lesiones y muertes más extensas en ciertas células neoplásicas que en los tejidos normales, presumiblemente debido a procesos metabólicos cuantitativamente alterados en la célula cancerosa. Estos efectos anticancerígenos selectivos, hasta ahora, son difíciles de anticipar en el paciente individual, o de definir en términos de diferencias bioquímicas demostrables en las células cancerosas. En la gran mayoría de los casos, también, los cánceres inicialmente sensibles reaparecen en una forma resistente al agente previamente eficaz. A pesar de los muchos problemas sin resolver,