La obesidad infantil se puede prevenir con la ayuda de los padres y otros miembros de la familia. Mediante la aplicación de pequeños cambios en las recetas diarias de alimentos, se pueden fomentar hábitos alimentarios más saludables en sus hijos. Los padres no deben tener productos altos en calorías en sus casas, ya que los niños se vuelven adictos a ellos. Deben ayudar a sus hijos a ser físicamente activos mediante juegos y ejercicio regulares.
La obesidad es un problema de salud pública generalizado que afecta a adultos y niños por igual. La obesidad infantil se ha relacionado con un mayor riesgo de enfermedades como: enfermedades cardiovasculares, diabetes, accidentes cerebrovasculares, ciertos tipos de cáncer más adelante en la vida. La obesidad infantil y adolescente también aumenta el riesgo de: estigmatización social, depresión entre los jóvenes. Entre los niños de 6 a 11 años, las tasas de obesidad aumentaron del 7 % en 1980 al 18 % en 2010. Esta misma tendencia se observa entre los niños de 12 a 19 años, donde las tasas de obesidad aumentaron del 5 % al 18 % durante el mismo período. La obesidad se define como tener un exceso de grasa corporal. Esto se puede determinar mediante el uso de categorías percentiles del IMC utilizando tablas de crecimiento. Los percentiles 85 a 95 se clasifican como sobrepeso, y los percentiles 95 se clasifican como obesidad.