Osama Ahmed Amin, Hesham Boshra Mahmoud, Yasser Ahmed Abdel Hady, Nader Galal Hussein
Antecedentes: La intervención coronaria percutánea (ICP) de la enfermedad de bifurcación sigue siendo un desafío en términos de tasa de éxito del procedimiento, así como de eventos cardíacos adversos mayores (MACE), revascularización de la lesión diana (TLR), reestenosis y trombosis del stent (ST) a largo plazo. Las intervenciones en bifurcación, en comparación con las intervenciones sin bifurcación, tienen una tasa menor de éxito del procedimiento y una tasa mayor de reestenosis.
Objetivo: El propósito de este estudio fue evaluar el resultado hospitalario y a mediano plazo de dos técnicas diferentes de colocación de stents en lesiones de bifurcación de la arteria coronaria en el Hospital Universitario Beni-Suef: técnica de dos stents versus técnica de colocación de stents provisionales.
Pacientes y métodos: Este estudio fue un estudio prospectivo no aleatorizado realizado en 50 pacientes derivados al departamento de cardiología del hospital universitario Beni-Suef. Este estudio incluyó dos técnicas diferentes de despliegue de stent utilizando DES para el tratamiento electivo de pacientes estables con lesiones de novo en la bifurcación de la arteria coronaria nativa. Los pacientes se dividieron de acuerdo con la decisión del operador basada en las características del vaso y la lesión y también la experiencia del operador en dos grupos: grupo I (técnica de stent provisional) y grupo II (técnica de 2 stents), cada grupo incluyó 25 pacientes. Todos nuestros pacientes del estudio fueron sometidos a seguimiento clínico mediante visita al consultorio al mes y a los 6 meses después del tratamiento para MACE (el MACE a medio plazo: a los 6 meses y el MACE intrahospitalario). La imagen de perfusión miocárdica (MPI) se programó 6 meses después del procedimiento para pacientes asintomáticos o aquellos con síntomas atípicos. Se planificó una angiografía de seguimiento para todos los pacientes a los seis meses (o antes para pacientes sintomáticos o pacientes con MPI de estrés positivo para isquemia).
Resultados: Ambos grupos fueron bien emparejados con respecto a las características basales. El éxito intrahospitalario del procedimiento fue del 100% en todos los pacientes de ambos grupos (P = 1). Se produjo angina típica (clase CCS 2-4) en 4 pacientes durante el período de seguimiento de 6 meses en todo el estudio: 1 paciente (4%) en el grupo I y 3 pacientes (12%) en el grupo II (P = 0,29). Se realizó MPI a los 6 meses posteriores al procedimiento para 46 pacientes asintomáticos: 2 pacientes tuvieron MPI positivo en el grupo II y ningún paciente en el grupo I (P = 0,18). Se realizó angiografía coronaria de seguimiento a todos los pacientes a los 6 meses o antes: se detectó trombosis del stent en 1 paciente del grupo I y 3 pacientes del grupo II (P = 0,29). Se produjo TVR impulsada clínica y angiográficamente en 1 paciente del grupo II y no se produjo TVR en el grupo I (P = 0,31). No se produjo la muerte en ningún paciente durante el período de seguimiento de 6 meses. Durante el período de seguimiento de 6 meses, se produjo un infarto de miocardio en 1 paciente del grupo I y en 3 pacientes del grupo II (P = 0,29). El total de eventos adversos cardiovasculares adversos graves (MACE) a los 6 meses se produjo en 1 paciente del grupo I (4%) y en 3 pacientes del grupo II (P = 0,29).
Conclusión: En países en desarrollo con recursos limitados, la estrategia de implantación de DES en la rama principal con colocación de stents provisionales en la rama lateral para el tratamiento de lesiones de bifurcación debería ser la estrategia preferida.