Habib-Ur-Rehman, Niamaullah Kakar, Asmatullah Kakar, Muneer Ahmed, Saeed ur Rehman, Siraj Ahmed Kakar y Daud Khan
Fondo
El control de determinadas condiciones sanitarias y la identificación adecuada de las enfermedades son pasos importantes para conseguir una alta producción de ganado lechero. Las micotoxinas son sustancias químicas producidas por hongos (mohos) en determinadas condiciones, que no son esenciales para el crecimiento o la reproducción de los hongos en sí, y que tienen efectos tóxicos para los animales y los seres humanos. Se han detectado más de 250 micotoxinas. En el caso de muchas toxinas, sus características toxicológicas no se han determinado por completo hasta ahora.
Introducción
Existen muchos tipos de micotoxinas que causan diferentes tipos de micotoxicosis. Las micotoxinas entran en el organismo, generalmente por el consumo de alimentos contaminados, y actúan sobre las células causando las micotoxicosis. Las micotoxicosis no son contagiosas ni hay una estimulación significativa del sistema inmunológico. La aflatoxina producida por Aspergillus flavus y Aspergillus parasiticus, se encuentra comúnmente en el maíz, el sorgo, la semilla de algodón y los cacahuetes, mientras que sus concentraciones en los cereales son suficientes para causar aflatoxicosis aguda. Las cinco aflatoxinas más importantes son la aflatoxina B1, B2, G1, G2 y M1. La aflatoxina es un veneno hepático (hepatotoxina) en todas las especies que la consumen, sin embargo, los rumiantes la toleran mejor que los monogástricos o las aves de corral. Provoca daño hepático y cáncer de hígado en dosis altas. La exposición a la aflatoxina conduce a la depresión del sistema inmunológico, causa daño hepático, cáncer de hígado y abortos. La depresión, la anorexia, la reducción de la ganancia de peso o de la producción de leche, la temperatura corporal por debajo de lo normal y la motilidad ruminal lenta son los signos clínicos de la aflatoxicosis. La ingestión de alcaloides del cornezuelo contenidos en los esclerocios de Claviceps spp, que se encuentran comúnmente en los granos de cereales y que causan toxicosis del cornezuelo, provoca agalaxia en las hembras lactantes. Las fumonisinas son producidas por Fusarium moniliforme y F. proliferatum, que se encuentran principalmente en el maíz blanco y amarillo, y tienen tres tipos, las fumonisinas B1, B2 y B3. La leucoencefalomalacia equina (ELE) es una enfermedad mortal de los caballos y el síndrome pulmonar porcino en los cerdos es causado por las fumonisinas, a través de la inhibición de las enzimas implicadas en la producción de esfingosina (componente importante de las membranas celulares de las neuronas) a partir de la esfinganina. La vomitoxina o deoxinivalenol es producida por Fusarium roseum (F. graminearum) y F. moniliforme. Se encuentra comúnmente en el maíz, el trigo, la cebada, el milo y raramente se encuentra en la avena, el heno o los forrajes. La vomitoxina no es muy tóxica, asociada con el rechazo del alimento y la disminución del consumo de alimento conduce a afectar el rendimiento animal al inhibir la síntesis de proteínas y ácidos nucleicos. La zearalenona es producida por Fusarium roseum (F. graminearum) y F. moniliforme, que se encuentra en el maíz, el trigo, la cebada, el milo y ocasionalmente en la avena. La zearalenona es una sustancia química que puede actuar de manera similar a la hormona sexual femenina estrógeno, conduce a la interrupción del ciclo estral en las hembras, causa infertilidad y feminización en los machos y pubertad precoz en hembras sexualmente inmaduras. El contenido de zearalenona se encuentra típicamente en los granos. Su producción aumenta debido a las condiciones ambientales inusuales durante la temporada de crecimiento y al grano seco almacenado de manera insuficiente, lo que generalmente tiene un efecto adverso suficiente en los animales.
Resultado
Las micotoxinas presentes en el alimento/ración se pueden tratar adoptando prácticas agrícolas modernas, administrando generalmente una terapia de apoyo y antídotos, administrando carbón activado para disminuir la absorción de micotoxinas ingeridas, utilizando aditivos alimentarios como aglutinantes de micotoxinas, eliminando, deteniendo y previniendo una mayor exposición a la contaminación del alimento animal.